Cuando papá se marchó a sus largos viajes de negocios, todo cambió en nuestra casa. Mi madre y mi hermano me trataban de forma diferente, como si fuera invisible o, peor aún, un blanco de su constante acoso. Intenté soportar sus insultos, sus bromas crueles, pero a medida que pasaba el tiempo, se hizo insoportable. Decidí que tenía que hacer algo. En silencio, empecé a grabar sus duras palabras, guardando pruebas de cómo me trataban cuando papá no estaba en casa. Nunca imaginé que las pruebas que había reunido tendrían consecuencias tan drásticas cuando papá las viera...